Los biocombustibles son combustibles líquidos o gaseosos obtenidos a partir de materia orgánica, como plantas, residuos agrícolas o desechos animales. Se utilizan como sustitutos de los combustibles fósiles en diversos sectores, como el transporte y la generación de energía.

Los biocombustibles más comunes son:

• Bioetanol: Se produce a partir de azúcares presentes en plantas como el maíz, la caña de azúcar y la remolacha.
• Biodiésel: Se obtiene a partir de aceites vegetales (soya, colza, girasol) o grasas animales.

• Renovables: Se producen a partir de recursos naturales que se regeneran.
• Reducción de emisiones: Emiten menos gases de efecto invernadero que los combustibles fósiles, contribuyendo a mitigar el cambio climático.
• Diversificación energética: Disminuyen la dependencia de los combustibles fósiles.
• Promoción de la agricultura local: Su producción puede generar empleo y desarrollo rural.

• Competencia con la producción de alimentos: El cultivo de plantas para producir biocombustibles puede reducir la disponibilidad de tierras para la producción de alimentos, lo que puede afectar los precios.
• Impacto ambiental: Algunos procesos de producción de biocombustibles pueden generar impactos ambientales, como la deforestación o la contaminación del agua.
• Eficiencia energética: La producción de biocombustibles requiere energía, lo que puede reducir su balance energético neto.

El proceso de producción del bioetanol implica la fermentación de azúcares presentes en materias primas como el maíz o la caña de azúcar. Los azúcares se convierten en etanol y dióxido de carbono por acción de levaduras.

El biodiésel se produce a través de un proceso químico llamado transesterificación, en el cual los triglicéridos presentes en los aceites vegetales o grasas animales reaccionan con un alcohol (como el metanol o el etanol) y un catalizador para producir ésteres metílicos o etílicos de ácidos grasos, que constituyen el biodiésel.